Me despierto todos los días a las siete de la mañana. Como estoy siempre retrasada, me ducho y salgo a las siete y cuarenta, casi simpre sin desayunar. A las ocho llego al trabajo, y a las nueve como un fruta o tomo un yogur.
A als doce es la hora del almuerzo. Voy al trabajo de mi marido, que está cerca del mío y almorzamos juntos. A las dos de la tarde, vuelvo a mi trabajo y me quedo allí hasta las seis.
Las clases en la universidad empiezan a las siete. Los lunes y miércoles tengo clases solamente hasta las nueve menos veinte. Los lunes, salgo y estudio o leo un libro en alguna sala. Los miércoles, salimos en la misma hora, entonces camos a casa más temprano. Los martes y jueves tengo clases a las nueve menos diez y siempre voy a la biblioteca aprovechar el tiempo para estudiar y hacer trabajos. Los viernes son los días más cansadores para mí, porque tengo clases hasta las diez y media.
Todos los días llego a mi casa hacia las once. Me ducho, tomo un vaso de leche y luego me voy a la cama, pues al otro día tendré que despertarme muy temprano.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHay tiempo de quedarse com su marido?
ResponderEliminarHay como agregar un horario para enseñar español para su marido?
ResponderEliminarHola Leonardo, creo que acá lo que pasa es como aquel famoso dicho: "En casa de herrero, cuchillo de palo", no te parece? jejeje ;) Un beso!
ResponderEliminarJajaja! Creo que tienes razón, Julieta! Un día...
ResponderEliminar